Incertidumbre es la mejor palabra con la que definen los padres los primeros días de vida del recién nacido.
Ellos se esmeran para que nada les produzca molestias ni llanto, y vigilan cuidadosamente sus movimientos y gestos; pero cuando se encuentran ante alguno que les resulta desconocido, se preocupan porque no saben la causa.
Los recién nacidos emiten una variedad de sonidos que comúnmente se denominan ‘pujos’. Estos podrían describirse como sonidos que se relacionan con la actividad de algunos órganos internos de su pequeño cuerpo. Enumeramos las principales causas y explicamos cómo enfrentarlas y evitar posibles molestias.
Estreñimiento
La digestión de los recién nacidos es muy variable, pues algunos hacen deposición cada vez que comen, y otros, solo una vez al día; pero cuando los periodos habituales se prolongan es mejor consultar con el pediatra.
“Es muy probable que un bebé estreñido puje, pues va a esforzarse cuando intente evacuar. La mejor manera de prevenirlo es alimentarlo solamente con leche materna; en caso de que persista, el médico debe descartar alguna anomalía”, asegura Gabriel Lonngi, director del Departamento de Pediatría y Neonatología de la Clínica Marly.
Reflujo gastroesofágico
Cuando el contenido ácido del estómago del bebé regresa al esófago, produce dolor y, con él, pujo y llanto. Para tratarlo se recomienda poner al niño en posición antirreflujo, es decir, semisentado, con la columna levantada de 30 a 45 grados y preferiblemente hacia su lado derecho para favorecer el vaciamiento gástrico.
También, alimentarlo solamente con leche materna y no olvidar nunca sacarle los gases, poniéndolo en posición vertical.
Cólico del lactante
El cólico del lactante es el que produce con más frecuencia el pujo, según la doctora Peñaranda.
“Ocurre generalmente al final de la tarde o al principio de la noche. Y aunque no se ha establecido exactamente la causa, una de las teorías dice que puede tratarse de falta de madurez en el desarrollo neurológico del bebé, poniéndolos más sensibles a todos los estímulos del ambiente; es decir, son niños hiperestimulados por la luz y el ruido del día, que necesitan desahogarse al final de la jornada”, explica la especialista.
La forma de tratarlos es disminuyendo la intensidad de los estímulos.
Reflejo de bajada de la leche
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